Charles Baudelaire: El poeta de la angustia y la belleza

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Charles Baudelaire (1821 – 1867)

Infancia y juventud

Baudelaire tuvo una infancia feliz, hijo de un amante del arte de situación acomodada, rodeado de libros y cuadros. La armonía familiar se rompió con la muerte de su padre, y su madre se casó con otro hombre, un militar, a quien siempre detestó. Este trauma infantil de la traición de su madre lo alejó de la idea de paraíso de la infancia, una especie de maldición que pesaría sobre sus pasiones femeninas adultas.

Fue internado en el colegio de Lyon durante algunos años y después estudió Derecho en París.

Vida bohemia y viajes

Baudelaire frecuentó la bohemia y los artistas marginales, así como las prostitutas. Viajó a la India, pero se quedó en la Isla Mauricio y en la Isla de la Reunión, aunque regresó pronto a París. El tema de la evasión y los recuerdos tropicales alimentaría los paisajes de algunos poemas.

El dandy y Jeanne Duval

Cuando regresó a Francia, dispuso de la herencia paterna. Era un poco un dandy. Se enamoró de Jeanne Duval, una actriz de bulevar de origen criollo, apodada"La Venus Negr", con quien tuvo una relación muy tormentosa.

Triple maldición

Baudelaire sufrió una triple maldición: el trabajo poético, el sufrimiento físico y la reprobación social.

La poesía de Baudelaire

Dos actitudes: Dios y Satanás

En la poesía de Baudelaire hay dos actitudes: una hacia Dios y otra hacia Satanás. La primera es un deseo de ascensión hacia la espiritualidad. La de Satanás es el lado animal del hombre, la alegría de descender, de ir hacia todo lo que es pecado y maldad.

Conflicto entre espiritualidad y sensualidad

La poesía de Baudelaire está impregnada de la conciencia del pecado, del ser condenado, del mal. Hay un conflicto entre estas dos posturas. A la dificultad de ascender, de ir hacia Dios, se opone la facilidad de descender, de caer en el mal, en el dominio de Satanás. En todas las piezas de Les Fleurs du Mal se encuentra esta contradicción: espiritualidad por un lado y sensualidad por otro.

Temas: belleza y muerte

Los temas de la poesía de Baudelaire están marcados por esta ambivalencia: la belleza y la muerte. El único medio de escapar al tiempo es la búsqueda de la belleza, la inspiración en el ideal. Es también una forma de escapar a la atracción por el abismo. La muerte aparece a la vez como una esperanza, porque libera al hombre del sufrimiento, y también como una perdición, porque es el fin de la existencia. Esta contradicción no resuelta entre la aspiración al ideal y el abandono al abismo es constante en Les Fleurs du Mal.

El spleen

Baudelaire utiliza el término"spleen" (del inglés, ya que conocía bien la lengua inglesa y había traducido los cuentos de Poe) para estructurar todas sus angustias difusas, para ordenar todos sus desánimos y sus disgustos. El spleen se expresa por manifestaciones psicosomáticas relacionadas con las crisis de angustia: hipertensión, claustrofobia, alucinaciones, vértigo...

Originalidad de Baudelaire

La originalidad de Baudelaire reside en la creación de imágenes literarias con las que expresa sus angustias y los exorcismos a la vez. La originalidad no reside en la naturaleza de sus angustias, sino en la expresión de lo que siente.

El tiempo como destructor

El tiempo es el gran destructor y Baudelaire lo denomina"el oscuro enemig". Considera que el tiempo vampiriza al ser humano y sus fuerzas. Minado por el tiempo, roído por él, el poeta se convierte imaginariamente en un espacio de muerte. El poeta se convierte en un muerto viviente, de ahí las imágenes de la pirámide, el nicho y el cementerio aplicadas al yo.

Ejemplo en el poema 76 (Spleen), donde compara su cerebro con una pirámide, con un nicho. Se siente"como un gran muebl""Un gran mueble con cajones llenos de balances (hipérbole".

El cerebro, la cabeza del poeta, continúa con esta gradación de muerte y se identifica con un tocador:"Soy un viejo tocador lleno de rosas marchita". Alusión a la pintura del siglo XVII (Boucher), donde representaba a mujeres con la piel muy blanca. Era un pintor galante y cortesano.

Alusiones olfativas (frasco destapado). Menciona la noche como una manifestación de este spleen. El yo del poeta se imagina convertirse en materia (cajón, esfinge...). Y el poeta manifiesta su spleen, que es como una melancolía invencible que condena al poeta a la autodestrucción.

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